
Con frecuencia se define la startup como aquella empresa de nueva creación que, pese a su reducida dimensión, presenta suficiente potencial como para experimentar un rápido crecimiento. Podemos añadir otras dos notas que usualmente las caracterizan: disponen de una acusada base tecnológica y tienden a un modelo de negocio escalable, es decir, capaz de incrementar los beneficios sin necesidad de reinvertir al mismo nivel que aumentan los ingresos.
Ambas notas características se funden en una especie de relación causa-efecto: los costes de desarrollo resultan inferiores a los de una empresa en el sentido tradicional y ello propicia un crecimiento potencial claramente superior al de aquélla.
En este contexto no podemos sino destacar la importancia que han cobrado las Tecnologías de la Información y la Comunicación, conocidas como TIC, es decir, todos aquellos recursos, programas y herramientas utilizados de ordinario para procesar, compartir y administrar información a través de un soporte tecnológico (ordenadores, teléfonos móviles, televisores y todo tipo de reproductores) y que, sin duda, están detrás de buena parte de las startup que todos los días aparecen en el mercado.
Primeros pasos para crear una startup
Hechas las presentaciones, conviene saber qué hacer antes de poner en marcha una startup. Pues bien, al igual que antes de poner en marcha cualquier otra empresa, es imprescindible definir cuidadosamente un modelo de negocio y desarrollar un estudio de viabilidad dado que, sin duda, ambos factores resultarán decisivos a la hora de establecer, en un primer término, las necesidades de financiación del proyecto.
Es por ello que, en una fase embrionaria, será preciso realizar un estudio de mercado, analizar el potencial volumen de clientes, delimitar etapas o fases de crecimiento y desarrollo, efectuar un análisis de costes y, en su caso, ponderar la dimensión de la plantilla; todo ello sin descuidar la estrategia de marketing de la empresa.
Una vez que el proyecto se haya configurado y el capital humano, tecnológico y económico esté confirmado, el siguiente paso será darle forma legal a través del otorgamiento de escritura pública. En este momento la decisión más trascendente será optar por la fórmula societaria que mejor se adapte a las necesidades del proyecto y a las circunstancias de los socios, tanto respecto a las aportaciones de capital, como en lo que atañe al régimen de responsabilidad patrimonial de los partícipes.
Estatutos y pactos de socios
Asimismo, y pesar de la escasa importancia que en un momento inicial de la andadura empresarial suele dársele a los estatutos sociales, una adecuada redacción facilitará el correcto funcionamiento de una sociedad y permitirá evitar los riesgos inherentes a la fórmula del típico clausulado standard, al que muchas veces se acude por el afán de poner en marcha cuanto antes un proyecto empresarial. Si el negocio prospera y no hemos reparado en aspectos esenciales de funcionamiento y organización, procurando ajustarnos a las necesidades operativas reales de nuestro proyecto, las disputas y enfrentamientos internos podrían llegar a frustrar la buena marcha de una incipiente startup o proyecto empresarial. Por ello, resulta altamente recomendable establecer un pacto de socios que se ajuste a las expectativas fundadas y razonadas de los partícipes.
Gestiones administrativas
Además, no hay que olvidar que debe solicitarse un CIF para la nueva empresa, dar un alta en el Censo de Empresarios, Profesionales y Retenedores, es decir, en el Impuesto de Actividades Económicas, identificando en el modelo 036 ó 037 los epígrafes en los que se encuadrará la actividad económica y, por último, inscribir la sociedad en el Registro Mercantil o en el Registro de Sociedades Cooperativas, en el caso de haber optado por esta fórmula.
Asimismo, en caso de que la startup disponga de un local abierto al público, será necesario interesar la licencia de apertura en el Ayuntamiento donde se encuentre dicho local y, si la sociedad apuesta por la creación de puestos de trabajo, habrá que proceder al alta, ya sea en el régimen general de la Seguridad Social, o ya sea en el régimen especial de trabajadores autónomos, comunicando en cualquier caso los contratos al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
De igual manera, no debe pasarse por alto la conveniencia de proteger nuestro producto o servicio, y la marca y nombre comercial, con las medidas legales pertinentes. También, llegado el caso, la patente, el modelo de utilidad o el diseño industrial.
Fiscalidad y subvenciones
No menos importante será realizar un exhaustivo estudio de la fiscalidad de nuestro proyecto, puesto que conocer con anticipación estos extremos, sin duda, permitirá establecer una estrategia adecuada y evitar desagradables sorpresas en las previsiones de tesorería y en la cuenta de resultados.
Por último, recomendamos recabar información acerca de las ayudas y subvenciones que pudieran existir y, muy especialmente aquellas relativas a las iniciativas de empleo de base tecnológica. En Galicia, en el caso de la Xunta de Galicia y el IGAPE el plazo de presentación finaliza el 01 de octubre de 2018, previa calificación como Iniciativa de Empleo de Base Tecnológica (IEBT).
En definitiva, para poner en marcha una startup no sólo es preciso dar con la oportunidad de negocio, sino acudir a la fórmula jurídica que mejor se acomode a las necesidades de nuestro proyecto.
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