Con una experiencia de más de veinte años defendiendo los intereses de las comunidades de montes vecinales en mano común, para nuestro despacho de abogados son uno de nuestros principales clientes. Además, dedicamos parte de nuestro trabajo a la investigación sobre gobernanza y gestión comunal.
Galicia cuenta, a día de hoy, con más de 2.900 Comunidades de Montes Vecinales en Mano Común, encargadas de gestionar más de 700.000 hectáreas de monte vecinal, extendiéndose por 248 de los 316 Concellos de Galicia, y ocupando un 25% del territorio gallego aproximadamente. Los montes vecinales en mano común son una forma de copropiedad germánica, con una regulación específica, que prevé que los montes vecinales son bienes indivisibles, inalienables, imprescriptibles e inembargables, dada su especial naturaleza colectiva.
La propiedad comunal de los montes vecinales en mano común es de naturaleza privada y colectiva, con independencia de su origen, correspondiendo su titularidad dominical y aprovechamiento, sin asignación de cupos, al conjunto de los vecinos con casa abierta y residencia habitual en las entidades de población a las que tradicionalmente hubiese estado adscrito su aprovechamiento.
A través de ella, se generan importantes beneficios para el territorio desde el punto de vista social, económico y ambiental, con su correspondiente revalorización, pero también como generador de empleo, permitiendo así un mayor disfrute del terreno por parte de la comunidad de vecinos. Estas comunidades gestionan la segunda fase del ciclo productivo, lo que supone una transformación de los recursos disponibles en estos territorios y el aprovechamiento forestal de los mismos. En particular, cabe destacar los siguientes usos y ventajas del monte vecinal:
- Explotación forestal y de recursos naturales.
- Aprovechamiento ganadero.
- Producción.
- Potenciación de zonas recreativas y de senderismo.
Las Comunidades de Montes se ocupan de la administración y uso sostenible de los montes con el objetivo de mantener y conservar su biodiversidad, productividad y capacidad de regeneración, mediante un aprovechamiento responsable y sostenible, desde el punto de vista ecológico, social y cultural.