
Alberte Román, técnico de la Cooperativa Trespés, nos descubre el proyecto Comunix, con el que se pretende fomentar la implicación de los más jóvenes en la gestión de comunidades de montes vecinales en mano común.
¿Cómo surge la alianza entre Galicia, Portugal e Italia para el desarrollo de este proyecto?
El proceso de producción del documental “En todas as mans”, que desarrolló nuestra cooperativa, nos permitió, por una parte, un acercamiento intensivo a la realidad comunitaria de los montes vecinales en Galiza y Portugal. Al mismo tiempo, nos facilitó establecer contactos con diferentes entidades y personas, que de modos diversos, estaban relacionados con esta realidad.
Este proceso también nos permitió percibir, a través de las personas involucradas en la gestión de estos territorios, que existía un distanciamiento de la juventud con respecto a los montes vecinales y la gestión comunitaria de los territorios. Una visión compartida en los dos países. Nos interesamos, también, por conocer qué estaba pasando en otras formas de gestión comunitaria en Europa en relación al papel de la juventud, y constatamos cómo, más allá de la forma de gestión o del recurso, el distanciamiento y el desconocimiento de la juventud es un hecho palpable en gran parte de estas realidades.
¿Cómo busca el proyecto acercar a los jóvenes a la gestión del monte?
La idea de partida del proyecto es que esta cuestión, el distanciamiento de la juventud, no es un proceso irreversible, sino que se da por una serie de circunstancias históricas y de procesos de transformación en las propias sociedades. Entre otras cuestiones, en Comunix creemos que hay que transmitir la idea de que, de algún modo, la pervivencia de esta forma de gestión es un privilegio, pues tenemos la capacidad de poder decidir, de forma asamblearia, como queremos que sean los territorios que habitamos. No en todas partes puede ser así. Debemos transmitir, también, en qué medida estos recursos gestionados de forma comunitaria pueden contribuir al bienestar de nuestras sociedades. Bienestar que puede ser económico, social o ambiental. Tendremos que hacer ver, valorar esta realidad, también, como un elemento patrimonial, cultural que define nuestra sociedad. Y debemos reforzar una idea, los montes vecinales no son un elemento del pasado, son una herramienta de futuro.
¿Qué actividades va a desarrollar Comunix durante el mes de agosto en la Mancomunidade de Montes Veciñais en Man Común de Pontevedra?
Las diferentes acciones del proyecto Comunix se estructuran alrededor de lo que llamamos escuela comunitaria, un espacio de aprendizaje informal, que se desarrollará una semana en Pontevedra y otra en Vilarinho, Portugal. Lo que se busca es ofrecer a las participantes una inmersión en la realidad comunitaria, centrados en la realidad de los montes vecinales y los baldíos: qué son, cómo se gestionan, qué recursos producen, qué se podría hacer. Para esto, simultanearemos sesiones de trabajo y debate con visitas a montes vecinales, donde poder conocer proyectos novedosos que se están realizando. Abordaremos también los principales desafíos y amenazas de estas realidades y cuál puede ser el papel de la juventud, los futuros gestores. La idea es que aprendan sobre la institución y el recurso.
¿Cuál está siendo la respuesta de la juventud gallega al proyecto Comunix?
Sabíamos un poco como estaba el contexto, entonces la respuesta ha estado dentro de lo esperado. La participación en el proyecto estaba condicionada a habitar una parroquia o lugar que tuviese reconocida la titularidad de un monte vecinal, lo que ha limitado también, quien podía participar. Somos conscientes de que esta es sólo una pequeña experiencia. De Galicia sólo podrán asistir diez personas. Debemos entender este proyecto como un punto de partida. Uno de los resultados del proyecto será la elaboración de una metodología de trabajo que se pueda replicar en otros contextos de gestión comunitaria. También creemos que sería interesante que esta realidad, los montes vecinales, entrase en los currículos académicos en Galicia.
En vuestra opinión, ¿cuáles son las perspectivas de futuro de la gobernanza comunal y colectiva del monte gallego?
Una de las muchas cosas que aprendimos en este proceso fue ver lo moderno que el monte vecinal es. El privilegio que es tener esa herramienta, asentado en el modelo de asambleas. Por eso, creemos que es un ámbito en el que se deberían realizar esfuerzos en los próximos años. La baja participación, el desvínculo que se percibe, en parte derivada de la escasa valoración social que esta realidad tiene. Es necesario trabajar este objetivo, reforzar la participación, apoyando y colaborando desde la administración, desde las escuelas y los medios de comunicación.
¿Cuáles son los principales retos para la gestión de montes en la actualidad?
Se lleva hablando sobre lo que se puede hacer del monte en Galicia las últimas cuatro décadas. Siendo conscientes de que en el monte convergen muchos intereses, y no todos buscan un beneficio colectivo, consideramos que uno de los principales retos que tenemos como sociedad hacer frente a problemáticas como el despoblamiento y el abandono del rural, que han creado una realidad compleja a lo que hay que añadir el factor de los incendios. Somos optimistas en lo relativo a los montes vecinales, creemos que se están produciendo ciertas dinámicas que demuestran que es una realidad más viva de lo que muchas veces parece o nos pretenden hacer creer.
Tras vuestro contacto y alianza con organizaciones de Portugal e Italia, ¿cuál es el estado actual de las tierras comunitarias a nivel europeo?
Es difícil realizar una valoración global de la gestión comunitaria, dado que son realidades muy diversas, pues existen bajo múltiples formas de gestión, así como son diversos los recursos gestionados: montes, agua, pastos. Aún así, algo que ha sido común a todas ellas, han sido los múltiples intentos de usurpación a lo largo de la historia y de cómo han permanecido invisibles durante décadas. Hay un gran desconocimiento sobre esta realidad, cuántas hectáreas ocupan en Europa, qué formas de gestión. Desde hace unos años, esta realidad ha despertado el interés de grupos de investigación y de movimientos sociales que ven en ellos modelos alternativos para gestionar los recursos, lo que ha permitido iniciar procesos de visibilidad, creando redes internacionales. Se hace necesario que estos procesos incipientes se consoliden.
Se ha lanzado también a nivel europeo la iniciativa People4Soil para reclamar un marco regulatorio que proteja el suelo. ¿Qué creéis que debe incluir esta regulación?
Amenazas como el cambio climático y la depredación de los recursos naturales por parte del modelo económico neoliberal hacen que sea necesario establecer marcos de protección para un recurso esencial para la vida como es el suelo. En relación a las tierras de gestión comunitaria, cualquier legislación debe estar encaminada a garantizar la titularidad colectiva de las mismas. Estas tierras son codiciadas por las grandes corporaciones, con capacidad de presionar a los gobiernos de turno para que cedan a sus intereses y abran las puertas a la privatización de estos territorios.