
Las Comunidades de Montes Vecinales en Mano Común en Galicia se han convertido en muchos casos en verdaderos agentes dinamizadores del aprovechamiento forestal sostenible en la región. Una actividad regulada a través de la Ley de Montes de Galicia, que entiende como actividad forestal toda acción de conservación, mejora y aprovechamiento de los montes. En este artículo, nos acercamos hasta la Comunidad de Montes de Barrantes y Guláns, para conocer de cerca los beneficios de su labor en la gestión de madera.
La Comunidad de Montes de Barrantes cuenta con más de 1.100 hectáreas de monte. En esta amplia área, la explotación forestal, que se obtiene de aproximadamente unas 800 hectáreas, convive con diferentes actividades y usos del monte, como pastizales, zonas recreativas y para usos sociales. Una actividad forestal que se centra, principalmente, en la madera de pino. “De media, el 80% de las cortas anuales corresponden a pino y un 20% a eucalipto”, desde la Junta Directiva de la comunidad.
En el caso de Guláns, la comunidad de montes cuenta con hasta 300 hectáreas dedicadas al sector maderero, en parte gracias a un acuerdo con NORFOR, que destina la madera recopilada a la industria de la pasta de papel. El eucalipto es en esta comunidad de montes el protagonista, aunque también hay un espacio importante, de unas 180 hectáreas, para el cultivo de pino. “Además, contamos con 30 hectáreas dedicadas a la frondosa, flora autóctona, situada cerca de la ribera de algunos regatos; y tres hectáreas se destinan a uso social, con un área recreativa de enorme tradición para los comuneros, y que cuenta además con parte de un castro fortificado, una zona protegida por Patrimonio”, señala Francisco González Carracedo, presidente de estos montes vecinales.
¿Cuál es el procedimiento para una correcta gestión maderera? “En un primer momento, se procede a la tala. A continuación, según las cortas programadas en el Plan de Ordenación, la materia obtenida se divide en diferentes lotes y se subastan entre los maderistas”, comenta la Junta Directiva de Barramtes, desde donde añaden que “lo importante es cumplir todos los requisitos que impone el Plan de Ordenación, como pueden ser la edad y estado de los árboles, la densidad de pies por hectárea…, además de todas las normas a las que obligan las diferentes leyes en vigor”.
Beneficios económicos y sociales de la actividad forestal
En Barrantes hasta cinco personas están empleadas en las labores forestales, un dato que nos sirve para ejemplificar los beneficios sociales del aprovechamiento forestal sostenible que llevan a cabo las comunidades de montes. Por otra parte, los beneficios económicos –que “varían mucho de un año a otro, ya que influyen factores como el número de cortas programadas o el precio de la madera”, coinciden desde ambas comunidades de montes- se dirigen no sólo a cubrir los gastos de funcionamiento y gestión, sino a cumplir con la reinversión mínima en el monte, regulada por la actual Ley de Montes.
Y es que el decreto de la Xunta de Galicia exige a las comunidades de montes vecinales en mano común reinvertir al menos un 40% del total de sus ingresos en la mejora y protección de su superficie forestal. En caso de contar con excedente, “éste se reinvierte en diferentes actuaciones de carácter social, cultural y ambiental, aprobadas previamente en la Asamblea general de comuneros”, recalca la directiva de Barrantes. Desde la Comunidad de Montes de Guláns, su presidente señala que, en su caso, “más del 50% de estos beneficios se reinvierten en el monte: mejora de pistas, rozas, trabajos silvícolas, actividades sociales, etc. Y otra parte está destinada a actuaciones en la parroquia, a través de ayudas económicas a los diversos colectivos existentes”.